Se puede,
que no te digan lo contrario
Tu hijo. Tu oportunidad. Tu responsabilidad.
Seguro que has oído muchas cosas sobre la adolescencia.
Ahora vas a oír la verdad.
La adolescencia de tu hijo no depende de sus amigos.
Ni de sus profesores.
Ni siquiera de sus referentes.
El tipo de adolescencia que viva tu hijo depende solo de una cosa:
De ti.
Y eso son muy buenas noticias.
Porque puedes hacer que sea una etapa maravillosa y no una pesadilla de la que solo quieras despertar.
Piénsalo bien.
Son los últimos años en los que tu hijo vivirá contigo.
Los últimos años en los que aún va a depender legalmente de ti.
Después, será mayor de edad y entrará en la fase adulta y volará. Más tarde o más temprano, sí, pero de una vez y para siempre.
Así que ahora mismo quizá pienses:
«Mira, yo solo quiero que inventen una pastilla que nos ahorre a todos esta fase».
Pero esa pastilla no existe.
Y aunque existiera, te robaría lo más valioso que puedes vivir ahora mismo:
Una conexión real con tu hijo.
El asiento de copiloto en su viaje a la vida adulta.
Lo que estás haciendo —querer sobrevivir hasta que «se le pase»— es una forma disfrazada de rendición.
Una forma de conformarte con una relación mediocre.
Una forma de ausentarte.
Te pregunto: ¿De verdad quieres eso?
Más vacaciones en modo suplicio (mataciones).
Tu casa convertida en airbnb.
Tu pareja y tú, cada uno a lo suyo en mundos distintos.
Y tu hijo... cada vez más lejos. Y más perdido.
Si no das un paso ahora,
si no asumes el lugar que te corresponde como adulto,
la desconexión será inevitable.
Y antes o después, lo lamentarás.
La decisión es solo tuya. Pero que nadie te diga lo contrario:
Otra adolescencia es posible.
Y tú eres la estrella polar que puede marcar ese otro rumbo.
Con amor. Con dirección. Con verdad.
No lo olvides: tu hijo, tu oportunidad, tu responsabilidad.
En esta web te vamos a mostrar las claves para tomar el mando de tu nave familiar.
Para dejar de apagar fuegos y empezar a navegar juntos.
Y sobre todo, a brillar.
